La esclavitud en la industria textil ¿Sabes quien ha fabricado la ropa que llevas puesta?
¿Como puede ser que marcas de renombre puedan permitir esto?
La verdad es que es un tema bastante desconocido para la gran mayoría de los consumidores.
Cuando miramos la etiqueta de una prenda, ¿De donde procede?
Generalmente, pone: made in Blangladés, India, Vietnam o Camboya.
Otro factor que nos llama la atención es el precio: Unos vaqueros por 8 euros, camisetas por 3 euros o abrigo por 30 euros.
Aunque nos gusta pagar menos por nuestras prendas ¿Como es posible que valga tan poco?
El precio y la procedencia ya nos debería poner en alerta sobre las condiciones laborales.
Como ejemplo conocido podemos citar el trágico accidente ocurrido el 24 de abril de 2013 en Bangladés, donde un edificio de 8 plantas conocido como el Rana Plaza se derrumbó. El edificio estaba en mal estado y había sido denunciado por los empleados, pero en cuestión de segundos se derrumbó.
Las consecuencias fueron trágicas, ya que 1.130 personas perdieron la vida y más de 2.000 quedaron heridas.
La gran mayoría eran mujeres que trabajaban en diferentes talleres textiles y suministraban a más de una treintena de marcas internacionales y conocidas.
La investigación puso al descubierto que el edificio fue construido con materiales deficientes y aún sabiendo se permitió que la fábrica permaneciera activa.
Unos 5 meses antes, la fábrica de Modas Tazreen, también en Bangladés, se derrumbó y provocando 110 víctimas.
Estas tragedias ponen al descubierto uno de los grandes problemas que hay detrás de la industria de la moda.
La realidad es que para ofrecer precios competitivos al consumidor y obtener grandes beneficios, las grandes marcas reducen los gastos en la manufactura del producto.
En ese país hay más de 5000 fábricas de textiles donde los trabajadores trabajan muchas horas, en lugares pocos seguros y con unos sueldos entre los más bajos del mundo.
Estos trabajadores son víctimas de una esclavitud moderna.
¿Hasta que nivel se abusa de estos trabajadores?
En muchos casos suelen tener jornadas de más de 14 horas, a veces sin descanso o pausa. No tienen acceso a una enfermería en caso de desmayos que son muy frecuentes. Trabajan en un ambiente donde inhalan partículas de tejidos, sustancias tóxicas, sin ventilación, en edificios pocos seguros y donde alcanzan temperaturas extremas.
Otra práctica que supuestamente está prohibida, aunque se sigue haciendo, es contratar a menores de edad. Estos trabajan en las mismas condiciones abusivas que los adultos.
Como ejemplo, en el estado de Tamil Nadu, en la India, existen más de mil talleres que se dedican al textil y utilizan a más de 100.000 menores como mano de obra. La mayoría son niñas que son reclutadas por las diferentes fábricas para que trabajen por 120 euros durante 3 años.
La esclavitud moderna es un problema de índole mundial.
Tristemente, esta realidad se ve ignorada a nivel mundial, ya que las grandes firmas procuran ocultarlo.
Es importante que cada uno de nosotros conozcamos en que condiciones trabajan esas personas y entender el impacto negativo que esto provoca en Por desgracia, esto no va a acabar de inmediato, ya que en muchos países la industria del textil es la fuente principal de ingresos, y hasta que los gobiernos no dicten leyes que regulen las condiciones laborales, millones de personas seguirán sufriendo de esclavitud laboral.